jueves, 22 de septiembre de 2011

“Innumerables ferias, ninguna como Mistura”





Mistura 2011 from Mistura on Vimeo.


Durante mi vida he visitado muchas ferias gastronómicas, sin embargo, ninguna como Mistura, ya que encontré diferentes espacios para disfrutar de los mejores platos de la cocina peruana y extranjera, además el deleitarme con la presencia de los mejores exponentes de la cocina nacional e internacional, como el mejor cocinero del mundo, el español Adrian Adria; de quien escuché decir  “Yo vengo al Perú para aprender de ustedes”, demostrando así su sencillez y sabiduría.
 Ya son cuatro años de gozar de la mejor feria gastronómica, pude apreciar la riqueza en sus comidas, la música y los espacios de exposición cultural. Me enorgullece como crece Mistura, cada vez más organizado, ofreciendo el mejor servicio a los capitalinos y turistas protagonistas del evento.
Al entrar a la feria, emocionada saqué 200 soles para canjearlos por boletos para los diferentes potajes a probar, mientras mi padre esperaba a mi hermano menor en la puerta principal de Mistura. Luego mi madre y yo decidimos separarnos, al ver a las personas aglomeradas en los diferentes puestos, como el “Miguelón”; que con su gran Sánguche, invitaba a los comensales a permanecer en aquel lugar.
El puesto de la “tía Vicky”, que pertenece al rubro de “La cocina peruana de mercado” en Mistura, no se hizo esperar; y raudamente acudí a él. Ya era hora de probar el caldo de patasca, por el cual hace más de un mes iba a su local principal, ubicado en el mercado modelo de Jorge Chávez-Surco y nunca pude disfrutar de “el levanta muerto” de la tía, pues al llegar escuchaba “Se acabó”.
Continuando mi recorrido, acudí a la parte de “Las cocinas clásicas”, donde visité “El rincón que no conoces” de la recordada Teresa Izquierdo; y degusté de un plato de frejoles con seco a la norteña, un ají de gallina y los tradicionales picarones junto a mi familia, mientras que el chino Wong era fotografiado por algunos asistentes. Corrí hacia él y le dije: - Ahora voy por el ceviche de lenguado. Él respondió: - Se acabó. Al saber que el ceviche se terminó y no poder invertir los 30 soles en el puesto de “El Chez Wong”, acudí a la sección “Dulzura del Perú”. Probé el delicioso suspiro de maracuyá, el manjar de coco, los deliciosos churritos; los chocolates de puro cacao, los alfajores y las cachangas de “Don Freddy”, los precios oscilaban entre los 3 y 5 soles.
En mi recorrido aprecié ofertas de platillos impresionantes, que  atarantaban a los comensales más ansiosos. Al menos el cebiche de lenguado de Javier Wong, había logrado superar el record de ventas por los mismos, así como también otros engreídos en esta edición de Mistura, como son los chanchos en caja china o al palo, la pachamanca ayacuchana y el pollo bebé de “La granja azul” de Cieneguilla.
Los anticuchos de “La tía Grimanesa" me hicieron esperar por varios minutos antes de sentarme a degustarlos, al ver esta larga cola recordé las filas de vehículos que se estacionan en la 11 y 12 de Enrique Palacios, en Miraflores por consumir una porción de anticucho.
En resumen, Mistura resulta mucho más placentero porque se vive una fiesta de comunión entre peruanos, fiesta que ha enardecido a toda la población peruana y extranjera.Pero, “todo tiene su final, nada dura para siempre”, como dice la canción del salsero Héctor Lavoe. Tuve que partir, siendo las 6.30 de la noche rumbo a mi clase de Redacción periodística.
Durante mi vida he visitado muchas ferias gastronómicas, sin embargo, ninguna como Mistura, ya que encontré diferentes espacios para disfrutar de los mejores platos de la cocina peruana y extranjera, además el deleitarme con la presencia de los mejores exponentes de la cocina nacional e internacional, como el mejor cocinero del mundo, el español Adrian Adria; de quien escuché decir  “Yo vengo al Perú para aprender de ustedes”, demostrando así su sencillez y sabiduría.
 Ya son cuatro años de gozar de la mejor feria gastronómica, pude apreciar la riqueza en sus comidas, la música y los espacios de exposición cultural. Me enorgullece como crece Mistura, cada vez más organizado, ofreciendo el mejor servicio a los capitalinos y turistas protagonistas del evento.
Al entrar a la feria, emocionada saqué 200 soles para canjearlos por boletos para los diferentes potajes a probar, mientras mi padre esperaba a mi hermano menor en la puerta principal de Mistura. Luego mi madre y yo decidimos separarnos, al ver a las personas aglomeradas en los diferentes puestos, como el “Miguelón”; que con su gran Sánguche, invitaba a los comensales a permanecer en aquel lugar.
El puesto de la “tía Vicky”, que pertenece al rubro de “La cocina peruana de mercado” en Mistura, no se hizo esperar; y raudamente acudí a él. Ya era hora de probar el caldo de patasca, por el cual hace más de un mes iba a su local principal, ubicado en el mercado modelo de Jorge Chávez-Surco y nunca pude disfrutar de “el levanta muerto” de la tía, pues al llegar escuchaba “Se acabó”.
Continuando mi recorrido, acudí a la parte de “Las cocinas clásicas”, donde visité “El rincón que no conoces” de la recordada Teresa Izquierdo; y degusté de un plato de frejoles con seco a la norteña, un ají de gallina y los tradicionales picarones junto a mi familia, mientras que el chino Wong era fotografiado por algunos asistentes. Corrí hacia él y le dije: - Ahora voy por el ceviche de lenguado. Él respondió: - Se acabó. Al saber que el ceviche se terminó y no poder invertir los 30 soles en el puesto de “El Chez Wong”, acudí a la sección “Dulzura del Perú”. Probé el delicioso suspiro de maracuyá, el manjar de coco, los deliciosos churritos; los chocolates de puro cacao, los alfajores y las cachangas de “Don Freddy”, los precios oscilaban entre los 3 y 5 soles.
En mi recorrido aprecié ofertas de platillos impresionantes, que  atarantaban a los comensales más ansiosos. Al menos el cebiche de lenguado de Javier Wong, había logrado superar el record de ventas por los mismos, así como también otros engreídos en esta edición de Mistura, como son los chanchos en caja china o al palo, la pachamanca ayacuchana y el pollo bebé de “La granja azul” de Cieneguilla.
 Los anticuchos de “La tía Grimanesa" me hicieron esperar por varios minutos antes de sentarme a degustarlos, al ver esta larga cola recordé las filas de vehículos que se estacionan en la 11 y 12 de Enrique Palacios, en Miraflores por consumir una porción de anticucho.
En resumen, Mistura resulta mucho más placentero porque se vive una fiesta de comunión entre peruanos, fiesta que ha enardecido a toda la población peruana y extranjera.Pero, “todo tiene su final, nada dura para siempre”, como dice la canción del salsero Héctor Lavoe. Tuve que partir, siendo las 6.30 de la noche rumbo a mi clase de Redacción periodística.

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